9.24.2010

Y si tú fueras Adán


(Génesis 2:18-24)

Sólo por un momento imagina la locura de que Dios te montara en una máquina del tiempo y te llevara al huerto del Edén justo al momento antes de que te mandara un sueño profundo del cual vas a despertar y te vas a encontrar con que el Señor te sacó una costilla y de ella te hizo una ayuda idónea, una preciosa Eva que esté contigo para siempre. Entonces, te tiras a la sombra de un frondoso árbol, te quedas dormido, y unas cuantas horas después te despiertas y allí está, una mujer, una maravillosa varona.

“Hola, mucho gusto, mi nombre es Adán. No, no me digas el tuyo, ya lo sé, Dios me lo acaba de contar todo. Me ha dicho que te llamas Eva y que te ha sacado de mí, que no has salido del lodo de la tierra, sino que has salido de una costilla mía. ¿Pero sabes? Jamás me imaginé que de un huesito mío pudiera salir algo tan hermoso. Sí Eva, tú eres hueso de mis huesos y carne de mi carne, y eres lo más lindo que mis ojos han visto en este huerto. Eres la chica más bella de este planeta, y no es exageración, porque no existe otra para mí, eres la única habitante. Jamás tendrás el problema de que mis ojos se distraigan mirando a una vecina. Y menos aún tendrás que competir por lucir mejor que tus amigas. Y al no usar ropa no sabes cuántos sufrimientos nos vamos a evitar cada mañana cuando abras tu ropero y te la pases renegando y probándote uno por uno de tus trajes. Y jamás tendrás que estarte mirando al espejo para buscarte canas o gorditos o venas salidas. Jamás pensarás en dietas o cirugías. Nunca tendrás que enojarte porque no he llegado del trabajo, puesto que juntos trabajaremos en este huerto. Y como no tengo madre nadie vendrá a fijarse en qué me das de comer o si la casa está bien cuidada. Todos los días me tendrás a tu lado para mimarte, acariciarte suavemente y decirte tiernas palabras al oído. Inclusive los sábados y domingos estarás recostada en mi pecho, pues no hay transmisiones deportivas en la televisión. Y como yo no uso ropa nadie te molestará por ropa manchada, mal lavada o mal planchada. Y como no hay enfermedades jamás tendrás dolores de cabeza y yo nunca te roncaré. Tampoco hay que pagar cuotas de nada, este huerto y todos los animales están libres de deudas. ¡Es el paraíso! Eva, bésame eternamente, como si sólo existiéramos tú y yo”.

Tomado de:
“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.

No hay comentarios.: