10.29.2010

Perdón porque hemos “metido la pata”

(Proverbios 9:7-9)

Dice el sabio Salomón que corregir a un necio es ganarse un enemigo, pero corregir a un sabio es ganarse su amor y aumentarle la sabiduría. ¡Qué gran verdad! Hace unos años atrás un grupo de eruditos de una sociedad bíblica en Miami me contrató para asesorarles en un proyecto de comunicaciones. El honor era inmenso y la verdad fue que aprendí más de ellos que ellos de mí. Fui yo el que debió pagarles por su amor, ejemplo y las espectaculares lecciones de teología.

Y esta experiencia la cuento con frecuencia en mis conferencias a comunicadores porque no sólo corroboré que entre más sabiduría, más humildad, sino porque aún a estas eminencias, a estas enciclopedias ambulantes, hay que decirles la verdad, sólo que de manera dulce, sin atacarlos. Y eso hice, les dije que aunque eran súper interesantes, también eran súper aburridos.

Gracias a Dios no me echaron a patadas y pudimos sacar adelante un proyecto para enseñar al público común y corriente conceptos teológicos complicados. Les propuse seguir el ejemplo de Jesús y hacer lo difícil bien sencillo. Jesús ha sido el teólogo más grande que ha existido, sin embargo sus conferencias eran tan profundas y veraces que los doctores de la ley no lo podían sorprender en algún error para acusarlo. Era tan didáctico que los campesinos le entendían. Y tan ameno que los niños, público indisciplinado, lo seguían.

Si uno de los famosos pastores cristianos que existen hoy en día me llamara a su oficina y me dijera: “Doni, ayúdame brother a hacer un proyecto de comunicaciones nuevo”. Yo le diría con toda confianza:

Mirá viejo, te voy a hablar como amigo, como comunicador y como cristiano. Si te gusta mi proyecto, trabajamos, sino, tranquilo, nada ha pasado.

Como amigo te voy a decir que dejá de auto promocionarte. Si lo que querés es hacerte más famoso, tener la iglesia más grande, vender tus libros y videos como pan caliente y que te inviten a los más importantes congresos religiosos del mundo como expositor, seguí como vas, no hay problema. Seguí comprando equipos, tecnología y pagándoles el mismo sueldo a todos estos chicos recién salidos de una facultad de comunicaciones. Total, la gente te va a seguir respaldando con su billete porque te quiere, ama la obra de Dios y desean seguirte viendo predicando en la televisión y la radio lo que ellos ya escucharon el domingo anterior en la iglesia. Ahora, si vos estás dispuesto a morir a tu ego, a vivir anónimamente, a no aparecer ni en tu radio, ni en tu televisión, ni en tus revistas, ni página de internet, y a invertir todo este dinero que la gente te está dando en pagar sueldos decentes a tus empleados y en ideas creativas de comunicaciones, pues hagámosle hermano, contá conmigo. Pero eso sí, te aclaro, vamos a trabajar centrados en Dios y en su mensaje, no en el mensajero. El mensajero tiene que aguantarse el palazo de ser anónimo, y eso es duro, es una cachetada para un líder.

Ahora te voy a hablar como comunicador. Mirá viejito, estamos metiendo la pata bien feo en el manejo de las comunicaciones para Dios. Si el Señor no fuera misericordioso, ya nos habría metido una demanda por daños y perjuicios. Si vos sos contratado por la Coca Cola o Pepsi como asesor de imagen y publicidad y la gente comienza a pensar cosas malas de esos productos, no solamente te van cancelar el contrato, sino que te van meter una demanda con una docena de abogados por el grave perjuicio que les has causado a su marca y prestigio. Esa gente ha invertido millones y millones de dólares en construir una buena imagen en torno a su producto, de manera que no van a aguantar que llegués vos y les dañés el trabajo de tantos años. Ahora pensá en esto, a Dios, redimir la humanidad, le costó la sangre de su mismísimo Hijo Jesucristo. Y ahora nos ha pedido a nosotros, que comuniquemos esa buena noticia al mundo, que le digamos a la gente que Dios les ama y desea darles vida y vida en abundancia. E incluso nos ha mandado al Espíritu Santo para que sea nuestro ayudador. ¿Y qué hemos hecho? Hemos usado su obra redentora, su mensaje y su Espíritu Santo para anunciarnos a nosotros mismos. En lugar de usar los medios de comunicación para anunciar a Dios y su evangelio, lo que hacemos es promocionarnos a nosotros mismos, a nuestras iglesias y nuestros ministerios. Y ni siquiera hemos mostrado al cristianismo como un estilo de vida las 24 horas diarias, no, lo que estamos mostrando en los medios de comunicación son nuestros cultos dominicales de dos horas. ¿Qué crees que va a pensar el público de Dios y su evangelio? Pues que es una religión más como todas las demás. Podemos sacarnos las amígdalas gritando a los cuatro vientos que el cristianismo no es una religión, sino una relación con Cristo, un estilo de vida, pero todo se echara a la basura cuando la gente vea que lo que único que mostramos en los medios de comunicación cristianos son nuestros servicios religiosos, nuestra liturgia, no una nueva vida en Cristo.

Y finalmente te hablo como cristiano. ¿Por qué no le pedimos perdón a Dios por el mal manejo que le hemos dado a su Oficina de Comunicaciones en el Planeta Tierra y le suplicamos este 30 de octubre, de rodillas, todos unidos, que nos dé su CREATIVIDAD para corregir y hacer unas comunicaciones nuevas que impacten al mundo no cristiano?

Si te gustó este devocional da clic aquí www.comunicacionescristianas.com e inscríbite para apoyar este 30 de octubre que miles de comunicadores cristianos en el mundo reciban de parte de Dios una CREATIVIDAD sobrenatural para usar radio, televisión, cine, medios impresos e internet anunciando su evangelio. Porque el evangelio de Jesucristo es mucho más que púlpitos y predicaciones. Y aunque no podemos cambiar ni una tilde ni una jota del evangelio sí tenemos que cambiar todas las tildes y jotas que sean necesarias en el uso de nuevas estrategias de comunicación. ¡Apóyanos y consigue más apoyo! Gracias.

Tomado de:
“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor

10.28.2010

Amarás al Señor tu Dios amando a los odiosos

(Juan 3:16; 1 Juan 3:16)

Amar a Dios es mucho más fácil que amar al prójimo, al fin y al cabo Dios no es variable en su estado anímico, no es de los que se portan amables y afectuosos un día y oscos y fastidiosos al siguiente. Cuando Dios promete algo, lo cumple, no te deja embarcado y luego se aparece inventando excusas. Dios tampoco es de los que te perdonan pero después,  cuando se enojan, te enrostran tu pecado con malevolencia. No, Dios no es así, pero nosotros los humanos sí lo somos, seamos cristianos o no. Por todo ello y mucho más es que se hace más fácil amar a Dios que a los seres humanos.

La orden de Jesucristo es amar a nuestro prójimo, a nuestro próximo, de la misma manera como nos amamos a nosotros mismos. Inclusive el Señor nos exige ir más allá, nos pide amar a nuestros enemigos, a los odiosos, a los que han cazado una pelea contra nosotros sin que lo sepamos. Si ustedes aman a sus amigos, enseñó Jesucristo, no están haciendo nada extraordinario, lo mismo hacen las personas más perversas. Pero si aman a aquellos que no han hecho ningún merito para robarles el corazón sino que les amargan la vida terriblemente, eso sí que tiene virtud. Amar al enemigo es algo que ningún ser humano puede ni quiere hacer, a no ser que Dios le dé una capacidad sobrenatural para amar.

No se trata de enamorarse del enemigo, sino de tratarlo con bondad, aunque no se lo merezca. Es no dejar que el corazón se llene de rencor, sino de misericordia, pues estamos ante alguien que sufre por no entender que cuando escupe veneno es porque primeramente lo ha producido y lo ha masticado, es decir, se está auto envenenando. Dios en su infinita bondad nos va a poner personas fastidiosas en toda parte, hasta en nuestra propia casa y en la iglesia, en las posiciones de liderazgo, a donde se supone que sólo llegan los virtuosos. Y lo irónico es que también nosotros llegamos a hacer parte del equipo de los odiosos, sólo que nos molesta tener que admitirlo. Es más llevadero hacer el papel de víctimas que de victimarios. No queremos mirar hacia adentro, sino hacia afuera. Y los mismos defectos que en nosotros se ven como pequeñas debilidades, en los demás se ven como abominaciones. Juan 3:16 nos habla del amor de Dios, pero 1 Juan 3:16 nos habla del amor de nosotros por los demás.

No olvides entrar a www.comunicacionescristianas.com y registrarte, pues es necesario que los grandes medios de comunicación cristianos en el mundo se den cuenta de que el público está clamando a Dios por cosas nuevas, profesionales  e impactantes para los no cristianos. Pero no lo hagas sólo, invita a unas 100 personas más.

 Tomado de:
“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.