4.23.2010

Una Necesidad

«Sólo los santos verán a Dios. La santidad es un requisito para el cielo. La perfección es un requerimiento para la eternidad. Desearíamos que no fuese así. Nos comportamos como si no lo fuera. Nuestro comportamiento parece indicar que los que son “decentes” verán a Dios. Damos a entender que los que se esfuerzan verán a Dios. Nos comportamos como si fuésemos buenos mientras que no hagamos nada malo. Y como si esa bondad bastara para darnos la entrada al cielo.
Esto nos parece bien, pero a Dios no. Y Él es quien establece las normas. La norma es elevada. “Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5.48).
Como has de saber, en el plan de Dios, Él es la norma de la perfección. No nos comparemos con otros; ellos están tan errados como nosotros. La meta es ser como Él; cualquier cosa inferior a esa meta es inadecuada».

Tomado de Lucado, M., y Gibbs, T. A. 2000. Gracia para todo momento . Caribe-Betania Editores: Nashville.

4.21.2010

No abras el paraguas hasta que empiece a llover

Hoy es el mañana por el que te preocupaste ayer. Cuando te preocupas no puedes hacer nada por el ayer que pasó, tampoco puedes controlar el mañana que aún no ha llegado, y por lo general, echar a perder el hoy que Dios te ha dado.

El futuro puede parecer aplastante, es por eso que Dios te lo da en paquetes de veinticuatro horas. Vive un día a la vez. El apóstol Pedro te dice: «echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5.7). Y Pablo expresa: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4.19).

¿Qué es lo que te preocupa? ¿Qué te hace perder el sueño? Yo no sé por lo que estás pasando, pero sí sé que Dios lo sabe. Recuerda que no necesitas una religión, sino una relación con Dios. No te preocupes por nada, sino ora por todo a Dios. Experimentarás la paz de Dios, la maravillosa paz que ningún humano puede entender, pero que es suficiente para ti.

La Palabra de Dios te dice hoy: «Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán» (Isaías 40.30, 31). Recuerda: «No abras el paraguas hasta que empiece a llover».

4.19.2010

Juzgar

Las palabras de Jesús en Mateo 7.1: «No juzguéis, para que no seáis juzgados» no son una condena a cualquier tipo de juicio. Dios prohíbe los juicios demasiado críticos, superficiales y equivocados. El Señor te llama al amor y la misericordia en los juicios que haces: «Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido» (Mateo 7.2). Al tener que hacer juicios no debes hacerlos «según las apariencias, sino juzgad con justo juicio» (Juan 7.24).
Jesús espera que hagas juicio con discernimiento: «No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos» (v. 6). «Cerdos» y «perros» en este versículo se refieren a personas enemigas empedernidas del evangelio, por lo tanto, debes juzgar con cuidado y bíblicamente.
Los cerdos y los perros eran animales inmundos según el Antiguo Testamento. Un hebreo nunca criaría cerdos como animales domésticos, ni tampoco tendría en casa a perros. Ante la hipocresía de los fariseos y su exhibicionismo religioso, está claro a quiénes tenía Jesucristo en mente cuando prohibió echar perlas a los cerdos. No eran los arrepentidos publicanos y pecadores.
Los cerdos y los perros representaban la antítesis espiritual de «quienes tienen hambre y sed de justicia» (Mateo 5.6). Estos estaban llenos de egoísmo y dispuestos, ayer y hoy, a rechazar el mensaje de Cristo. Pero los hambrientos espirituales de ayer y de hoy, quienes saben que están enfermos y necesitan un médico, lo dejarán todo por la verdad transformadora de Jesucristo, que calma la sed y satisface el alma.