9.03.2010

Cuidado con los pasajeros con quienes viajas.


(Proverbios 1:10)
 
Hay muchos viajes en la vida en los que uno no puede escoger con quiénes viajar, pues todo el que pueda pagar su pasaje podrá ir en el mismo medio de transporte. Pero sí podemos escoger cómo relacionarnos con esos compañeros de viaje. Y esto no sólo se aplica a recorridos en tren, barco, avión o autobús, sino a trayectos en los que uno va hacia una meta definida en la vida y debe compartir espacio con otras personas poco deseables, llámense compañeros de estudio, colegas de trabajo, vecinos o familiares. El hecho es que esos seres incómodos no se van a desaparecer ni se van a hacer invisibles. Allí están, allí estarán y con ellos, queramos o no, hay que compartir el itinerario.

Con un humor se ha dicho que en el Arca de Noé el patriarca debió llevar tres pasajeros indeseables, pero al fin y al cabo eran huéspedes que habían hecho sus reservaciones. El primero de ellos era el pájaro carpintero, animalito al que le fascina hacer huecos en la madera. ¡Imagínense el peligro! Dónde se acomoda a un ser así que en lugar de ofrecer seguridad más bien nos invita a vigilarlo constantemente, pues en cualquier momento nos hace un hueco, se nos entra el agua y nos hundimos. Así hay personas, que en lugar de ser un punto de apoyo para impulsarnos y salir adelante, más bien nos picotean los planes y sueños y nos hunden en el desánimo. El otro animal es el mono, personaje este que cree que en la vida todo es fiesta, todo es juerga, que nada se toma en serio, que no se hacen planes, que no se tiene disciplina, que no se ahorra, que no se piensa bien cada cosa que se va a decir o hacer. Y así hay individuos con los que viajamos en la vida, que en lugar de animarnos a subir más y más, por el contrario nos invitan a resbalarnos desde la altura que hemos alcanzado sólo para disfrutar el vértigo de la caída. Y no les importa que otra vez tengamos que empezar a escalar desde cero, ya que tan pronto nos elevamos un poco, otra vez nos incitan a tirarnos. Y el tercer animal es la serpiente, que siempre viene a indisponer a todos para que sean rebeldes. Que si Noé dice negro, todos deben gritar blanco. Y así hay gente, es la que siempre propone negocios torcidos y rebeldía sin motivo. Recibamos entonces el consejo del sabio Salomón en la Biblia: “si no puedes evitar a los pecadores, pues no los consientas, sé firme y ponlos en su sitio”.

Tomado de:
“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
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