11.14.2011

Presta como los bancos, con inteligencia


Los bancos no son entidades de beneficencia, sino industrias sin chimeneas encargadas de hacer más dinero del que tienen. No son organismos filantrópicos, sino empresas que prestan sólo al que les puede pagar y con intereses.

Ellos no existen para apoyarte en tus gestiones y materializar tus sueños, aunque se gasten millones en publicidad para hacértelo creer, sino para incrementar su capital, ya que si no calificas para un préstamo nunca lo tendrás, no importa que tu propósito sea noble o tu idea sea muy brillante.

Los únicos bancos que realmente se interesan en la vida de la gente y no en el capital que tienen son los bancos de sangre, el resto sólo existe para hacer más y más dinero.

Pero el fin de esta reflexión no es desacreditar a este tipo de empresas, pues como negocio su idea es ganar dinero, y eso no es ni delito ni pecado, siempre y cuando se haga de manera justa.

El objetivo de este tema es meditar en la forma inteligente como operan los bancos, los cuales sólo le prestan dinero al que tiene la capacidad de devolvérselo en un tiempo predeterminado y junto con los intereses.

Y de esto ya sabía Jesucristo cuando refiere la parábola de los talentos y regaña al tercero de los siervos, al malo, y lo acusa de negligente porque enterró el talento en lugar de haberlo llevado al banco para que ganara intereses. Y la moraleja no es que nos volvamos codiciosos, cosa que la Biblia condena, sino que seamos inteligentes, que aprovechemos al máximo los recursos que se nos dan, que no tiremos las cáscaras sino hasta cuando las hayamos exprimido completamente.

Para ser espiritual no hay que ser tonto, sino sabio. Y en este sentido hay un negocio que Dios nos plantea y que es excelente para el incremento seguro y efectivo del capital, no importa la cifra que se invierta. Se trata de prestarle a Dios. Sí, darle dinero en calidad de préstamo para que Él nos lo devuelva con altísimos rendimientos.

Y no es que Dios esté pobre o sin flujo de caja, sino que nos pide que le demos al pobre, al desvalido, al necesitado, a la persona que no tiene quien le tienda la mano.

El Señor nos dice que cuando alguien le regala a una persona pobre y lo hace con amor, esas dádivas tangibles e intangibles son préstamos que le estamos haciendo a Él mismo, y que Él se encargará de devolvérnoslo. ¡Adelante! ¡Haz un buen negocio!

Tomado de:
“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.

11.09.2011

Gracias a estos desgraciados disfruto de la “Gracia”



El deseo de vengarse es un combustible que motiva a triunfar en la vida para así tener la satisfacción algún día de mirar a la cara a todos aquellos que te hicieron la vida amarga y decirles:

“Miren, pedazos de alcornoque, aquí estoy, cosechando éxitos, saliendo adelante a pesar de haberse negado a ayudarme, a pesar de sus burlas e incredulidad. Y así como me hicieron la vida bien miserable, ahora se las voy a cobrar una por una”.

El grave problema con el deseo de vengarse es que es un veneno que causa daños mucho más graves en quien lo ha guardado que en quien es vaciado.

El que está herido emocionalmente pude sentirse motivado a triunfar para cobrar revancha, pero al final, en lugar de saborear la miel de sus logros, se autodestruirá con la hiel de su amargura.

Una historia ejemplar es la que relata la Biblia en el libro de Génesis sobre José, el hijo de Jacob. Este chico sufrió la envidia y el odio ni más ni menos que de sus hermanos de sangre.

Aunque quisieron matarlo, prefirieron venderlo como esclavo a Egipto, lugar donde sufrió muchas calamidades, aunque después de unos años llegó a convertirse en el primer ministro de esa potencia de la época.

¡Qué sorpresa se llevaron sus hermanos cuando él se descubre ante ellos! ¿Quién se iba a imaginar que el niñito consentido de Jacob era ese mismo señor poderoso que estaba allí manejando la economía mundial?

La oportunidad para cobrar venganza le vino como anillo al dedo. Ahí los tenía, para torcerles el cuello y hacerles pagar cada una de sus fechorías a esos sinvergüenzas, a esos desgraciados.

Sí, desgraciados porque no estaban disfrutando la gracia de Dios, la bondad de sus mercedes. Y eso fue lo que entendió José, por eso su actitud fue otra, la del perdón.

Y por ello de inmediato les calmó los nervios y les dijo que no se asustaran, que todo lo que había sucedido, aunque fuese desagradable en un principio, había sido para el bien de él y de ellos, pues fruto de su situación privilegiada ahora estaban todos a salvo bajo su cuidado y protección.

Gracias a esos desgraciados, él disfrutaba de la Gracia de Dios. Sí, el deseo de vengarse puede ser un combustible para la motivación a triunfar, pero es venenoso.

Usa otro que es mejor: el de compartir tus bendiciones. Sólo recuérdalo por si te hieren en la familia, en el trabajo, en el amor, o hasta en la iglesia.



Tomado de:
“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.

11.11.2010

Si la montaña viene a ti, corre, es un terremoto

(Lucas 5:1-11)

En la vida hay que prepararse para las buenas oportunidades, pues éstas toca una vez y si la puerta no se abre y nadie les invita a pasar, siguen de largo. Y de allí en adelante hay que tener paciencia y esperar hasta que a otra se le ocurra venir a tocar de nuevo. Hay muchas personas que están de brazos cruzados esperando que las cosas buenas de la vida lleguen hasta su puerta, toquen y toquen. Y al ésta no abrirse, tumbarla de un golpe e ir hasta donde están sentados haciendo pereza, tirarlos de la silla, ponerlos boca abajo, sacarles la billetera, depositarles un cheque bien grande adentro, y luego irse.

¡Ey amigo! ¡Despierta! Ya es hora de ponerte las pilas y salir a buscar las mejores cosas que Dios ha preparado para ti desde antes de la fundación del mundo. Sí, hay que ir en busca de las oportunidades y abrazarlas y traerlas a casa, en lugar de quedarte sentado esperando que lleguen algún día. Un refrán dice que si la montaña no viene a Mahoma, entonces Mahoma va a la montaña. Así es que ponte zapatos cómodos y disponte a ir a la montaña que tienes en frente y que has querido conquistar desde hace tiempo. Esa montaña no va a venir hacia ti, y si viene, corre, es un terremoto. Y si de pronto no es un terremoto sino un milagro porque tu fe es tan grande que puedes mover los montes, de todas maneras tendrás que escalarla, pues el que se haya movido hasta donde tú estás no significa que haya perdido su altura. La Biblia nos cuenta de una ocasión en que los apóstoles estuvieron toda una noche pescando sin lograr nada, hasta que Jesús les dio la orden de lanzar la red de nuevo, y obedeciendo al Señor, sacaron tantos peces que casi se hunden y tuvieron que pedir ayuda. Pero, ¿qué hubiera pasado si no tuvieran redes? ¿O estuvieran rotas por no coserlas? ¿O hubieran dicho que no sabían lanzarla porque esa materia la perdieron en la escuela de pesca? ¿O que mejor volvían al otro día porque ya el turno había terminado y tenían que dormir? ¿O que si mejor hacía el milagro completo y ponía los peces dentro de la barca ya sin escamas y bien lavados? ¡Oye, Dios da mangos, no jugo de mango! Así es que mas vale que te prepares, pero no con una canastilla, sino con maquinaria cosechadora y un título de ingeniero agrónomo especializado en mangos y además con contactos internacionales para ser exportador.

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“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor

11.10.2010

Cómo halar una oreja para que duela en el corazón

 
(1 Timoteo 5:1-2; Tito 1:12-13; Santiago 5:19-20)

Llamarle la atención a una persona que ha cometido una falta no es una tarea agradable ni para el reprendido ni para el reprensor. Y cuando no se tiene el tacto o la delicadeza para hacerlo de manera adecuada el hecho puede degenerar en discusiones que haga que se pierda de vista el objetivo principal de la corrección, el cual es hacerle caer en la cuenta a la persona dónde fue que falló y animarla para que se decida enmendar.

Cobra valor aquí los consejos que da la Biblia acerca de cómo poder ayudar a aquellos que han incurrido en un mal proceder. Lo primero a tomar en cuenta es que no se trata de agredir al infractor, sino de hacerle ver su falta. El enemigo no es el enfermo, sino la enfermedad. Así es como Dios nos trata, pues ama al pecador aunque odia el pecado de ese pecador. Así es que si cambiamos de actitud y nos disponemos a corregir con amor y no con odio, ya alcanzamos la primera meta.

Lo segundo es librarnos del sentimiento de superioridad que usualmente adopta el corrector, pues es casi inevitable que hable con un tonito fastidioso y asuma gestos del que se da ínfulas de ser don perfecto. El apóstol Pablo dice que debemos corregir considerándonos a nosotros mismos, no sea que pasemos por la misma situación.

Lo tercero es no transigir, no rebajar la gravedad de la falta, si la falla es grave entonces no es un errorcillo, es una falta grave. Al pecado hay que llamarle pecado, aunque suene feo, pero hay que verlo como Dios lo ve.

Dios siempre mostró su amor y misericordia con el que pecó, pero jamás le disimuló su error o le hizo una rebaja en sus demandas. Lo cuarto es que debemos corregir a los ancianos o autoridades como si lo hiciéramos a nuestro propio padre o madre, con respeto, sin groserías o malas maneras, ni siquiera hay que reprenderlos, sino exhortarlos. A los jóvenes debemos tratarlos como a hermanos. Y a las jovencitas como a hermanas, con toda pureza. Si se trata de chicos muy jóvenes o personas bajo nuestra autoridad, hay que reprenderles como si fueran nuestros hijos. Y lo quinto y último es que seamos firmes.

Firmeza no es altanería, es sólo aclarar que nuestra posición no cambiará más tarde cuando tengamos otro estado de ánimo. ¡Animémonos a ganar al infractor, no a perderlo! Pero corrijámoslo sabiamente, para que le duela el corazón y no la cabeza.

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“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
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11.09.2010

Te amo con todas mis tripas

(1 Juan 3:16-18; Santiago 2:15-16)

Los antiguos orientales pensaban que los sentimientos humanos se originaban en las vísceras, en las tripas, en las entrañas, es por ello que expresiones tales como odio visceral, amor entrañable, de lo profundo de mi ser, hondo aprecio e intrínseco fervor, se hacen entendibles aunque ya no se tomen literalmente sino en un sentido figurado. Es igual que cuando nos referimos al corazón, ningún joven enamorado mira a su chica y le dice con voz queda al oído: “mi vida, te amo con todo mi músculo bombeador de sangre”. Eso sonaría anti romántico. Más bien le dice: “te amo con todo mi corazón”. Y la señorita suspira sabiendo que su cariño es profundo, no con sangre, venas y arterias.

El apóstol Juan, quien es conocido como el discípulo del amor en la Biblia, fue también muy gráfico al expresar que no debemos amar a los hermanos en la fe de palabra, ni de lengua, sino de más adentro del cuerpo, de corazón, con las entrañas, con las tripas. Un amor superficial, de labios nada más, es el de aquel que te toma la mano, te la acaricia, luego te abraza, te masajea la espalda, te mira a los ojos y te dice con misticismo: “¡oh mi amado! ¡Oh mi hermano! ¡Cuánto te amo! Dios ha puesto sobre mí una carga especial por ti y un gran afecto por tu vida. Te bendigo con la bendición sacerdotal y con todos los favores de los patriarcas para que tu vida reboce con la gloria del Señor”. ¡Uaoo! Después de semejantes palabras uno queda flotando en el aire. Lo único lamentable es no haber tenido una grabadora a la mano para guardar ese fraseo. Ni siquiera Neruda se hubiera expresado de manera tan bella. Y esas palabras no tienen nada de malo, ya quisiéramos escucharlas con frecuencia. El problema está en que no sean refrendadas con hechos y que el que las dijo se escurra entre la gente y se vaya sin importarle si hemos comido o no, o si tenemos algún problema familiar o laboral, o si estamos tristes o enfermos. De tales cristianos dice el apóstol Juan: ¿cómo podemos decir que mora el amor de Dios en ellos? Y Santiago en su epístola añade: “Si usted le dice cosas bien espirituales pero no le ayuda a suplir su necesidad material, de qué le servirá”. Sin llegar al extremo de permitir que abusen de nosotros o nos expriman, nuestro deber es amar entrañablemente, con las tripas, con hechos, no de lengua solamente, porque el amor se dice y se demuestra.

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“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
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11.04.2010

Lo que pasa es que…

(Juan 5:1-9)

Las excusas son argumentos que esgrimimos para explicar el por qué algo no salió como debió ser. Y aunque algunas son verdaderas justificaciones, la gran mayoría son sólo mentiras, pero tan bien disfrazadas de verdades que hasta uno se las cree. Y entre las inconveniencias de las excusas están el hecho de que son adictivas, nos hacen mala fama, no nos dejan enfrentar el verdadero problema por el cual no hicimos o no dijimos lo que debimos y frena la GRACIA de Dios, pues no deja que pueda actuar y ayudarnos.

Aunque suene raro hay algo que Dios nunca podrá perdonar: las excusas. Sí, la sangre de Jesucristo se hace inocua ante las disculpas, pues dicha sangre sólo es efectiva ante los pecados confesos de alguien arrepentido; de manera que si una persona no admite su culpa, no asume su responsabilidad, Dios queda maniatado y nada puede hacer. Pero claro, se trata del caso del que realmente ha pecado, no del inocente que nada debe confesar. En cierta ocasión Jesús se acercó a un hombre paralítico que llevaba 38 años enfermo y que yacía junto a un estanque que en hebreo se llamaba Betzatá. No era él el único enfermo allí, sino que había otros tales como ciegos, cojos y paralíticos. Pero Jesús se acercó específicamente a él y con una pregunta: “¿Quieres que Dios te sane?” ¿Y qué contestó el hombre? Se puso a explicarle el por qué no había sido sanado. Ese sujeto estaba frenando la GRACIA de Dios. Claro que era un pecador, el mismo Jesús, en el versículo 14, le dice que no peque más, de manera que se acercó a él a sabiendas de que era un pecador. Pero Jesús no fue a él para restregarle su pecado y decirle que era un gusano miserable que se merecía estar allí tirado. No, Jesús fue a verlo para llevarle su GRACIA, su favor inmerecido, su amor. Ese personaje no merecía ser sanado, pero la GRACIA de Dios no se da por méritos, sino por misericordia. Y Dios estaba dispuesto a cambiarle la vida a ese paralítico, a sanarle su cuerpo, su alma y su espíritu. Aunque este hombre estaba tan acostumbrado a sacar excusas que pensó que Jesús le reprochaba el no haberse sanado. Mas Dios mismo le estaba visitando para preguntarle si deseaba ser sanado. Y lo sanó. A pesar de que el interrogado nunca le dijo que sí. ¿Qué tal si hoy dejas de inventar excusas, reconoces tu pecado y aceptas la GRACIA de Dios para ti?

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“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
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11.01.2010

Cuando abre la boca se le ve el corazón

(Lucas 6:43-45)

Si antes del siglo XIX, cuando aún no se había desarrollado la microbiología, le dijeras a una persona que analizando una muestra de orina o de heces fecales se pudiera saber qué pudo haber ocasionado una enfermedad en alguien, seguramente pensaría o que estás loco, o que eres un sucio o que practicas una nueva forma de hechicería. Pero hoy sabemos que un bacteriólogo, estudiando dichas secreciones tan poco glamorosas, pudiera decirnos qué clase de agente patógeno es el que ha enfermado a un paciente.

Hace dos mil años Jesucristo enseñó que tú también puedes darte cuenta de qué clase de patología puede haber en el corazón de una persona analizando sólo una porción de sus secreciones verbales. El Señor dijo que de la abundancia del corazón habla la boca, y por supuesto no sólo se refería a las palabras habladas, sino también a las escritas y a otras formas de expresión tales como la pintura, la escultura, la música, la danza, etc. Él explicaba que es posible saber cómo está el corazón de alguien con sólo analizar lo que expresa, porque lo que dice es el asomo de aquello que abunda en su interior y busca salida de alguna manera. Claro que Jesús lo expresó de manera simple a sus oyentes de ese tiempo, mas hoy sabemos cuánta profundidad había en su lección. Así es que el que le escuchó pudo perfectamente hacerle un pequeño psicoanálisis a aquel que siempre anda contando chistes de doble sentido donde la sexualidad es vulgarizada. También le permitió ver la inseguridad de aquella persona que se la pasa criticando y diciendo que a tal actriz se le notan las desastrosas cirugías que le han hecho y que a tal cantante se le ven horribles las inyecciones de botox. Pudo de igual manera ver las terribles heridas en el corazón del que dice sarcasmos todo el tiempo y que aún sus amigos se asustan cuando va a decir un chiste, pues no saben qué clase de veneno lanzará y contra quién en otra ironía disfrazada de buen humor. Y así pudo conocer otros corazones enfermos, como el del que sólo habla de enfermedades, o del quejumbroso, o el del “pobrecito”. Pero también vio corazones hermosos, como el del que habla o escribe bellezas, y cuyas pinturas, canciones, danzas y otras expresiones del corazón son para bien de los demás. Sí, deja que tu corazón se llene de Dios y se exprese de muchas formas, para bendecir.

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“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
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10.29.2010

Perdón porque hemos “metido la pata”

(Proverbios 9:7-9)

Dice el sabio Salomón que corregir a un necio es ganarse un enemigo, pero corregir a un sabio es ganarse su amor y aumentarle la sabiduría. ¡Qué gran verdad! Hace unos años atrás un grupo de eruditos de una sociedad bíblica en Miami me contrató para asesorarles en un proyecto de comunicaciones. El honor era inmenso y la verdad fue que aprendí más de ellos que ellos de mí. Fui yo el que debió pagarles por su amor, ejemplo y las espectaculares lecciones de teología.

Y esta experiencia la cuento con frecuencia en mis conferencias a comunicadores porque no sólo corroboré que entre más sabiduría, más humildad, sino porque aún a estas eminencias, a estas enciclopedias ambulantes, hay que decirles la verdad, sólo que de manera dulce, sin atacarlos. Y eso hice, les dije que aunque eran súper interesantes, también eran súper aburridos.

Gracias a Dios no me echaron a patadas y pudimos sacar adelante un proyecto para enseñar al público común y corriente conceptos teológicos complicados. Les propuse seguir el ejemplo de Jesús y hacer lo difícil bien sencillo. Jesús ha sido el teólogo más grande que ha existido, sin embargo sus conferencias eran tan profundas y veraces que los doctores de la ley no lo podían sorprender en algún error para acusarlo. Era tan didáctico que los campesinos le entendían. Y tan ameno que los niños, público indisciplinado, lo seguían.

Si uno de los famosos pastores cristianos que existen hoy en día me llamara a su oficina y me dijera: “Doni, ayúdame brother a hacer un proyecto de comunicaciones nuevo”. Yo le diría con toda confianza:

Mirá viejo, te voy a hablar como amigo, como comunicador y como cristiano. Si te gusta mi proyecto, trabajamos, sino, tranquilo, nada ha pasado.

Como amigo te voy a decir que dejá de auto promocionarte. Si lo que querés es hacerte más famoso, tener la iglesia más grande, vender tus libros y videos como pan caliente y que te inviten a los más importantes congresos religiosos del mundo como expositor, seguí como vas, no hay problema. Seguí comprando equipos, tecnología y pagándoles el mismo sueldo a todos estos chicos recién salidos de una facultad de comunicaciones. Total, la gente te va a seguir respaldando con su billete porque te quiere, ama la obra de Dios y desean seguirte viendo predicando en la televisión y la radio lo que ellos ya escucharon el domingo anterior en la iglesia. Ahora, si vos estás dispuesto a morir a tu ego, a vivir anónimamente, a no aparecer ni en tu radio, ni en tu televisión, ni en tus revistas, ni página de internet, y a invertir todo este dinero que la gente te está dando en pagar sueldos decentes a tus empleados y en ideas creativas de comunicaciones, pues hagámosle hermano, contá conmigo. Pero eso sí, te aclaro, vamos a trabajar centrados en Dios y en su mensaje, no en el mensajero. El mensajero tiene que aguantarse el palazo de ser anónimo, y eso es duro, es una cachetada para un líder.

Ahora te voy a hablar como comunicador. Mirá viejito, estamos metiendo la pata bien feo en el manejo de las comunicaciones para Dios. Si el Señor no fuera misericordioso, ya nos habría metido una demanda por daños y perjuicios. Si vos sos contratado por la Coca Cola o Pepsi como asesor de imagen y publicidad y la gente comienza a pensar cosas malas de esos productos, no solamente te van cancelar el contrato, sino que te van meter una demanda con una docena de abogados por el grave perjuicio que les has causado a su marca y prestigio. Esa gente ha invertido millones y millones de dólares en construir una buena imagen en torno a su producto, de manera que no van a aguantar que llegués vos y les dañés el trabajo de tantos años. Ahora pensá en esto, a Dios, redimir la humanidad, le costó la sangre de su mismísimo Hijo Jesucristo. Y ahora nos ha pedido a nosotros, que comuniquemos esa buena noticia al mundo, que le digamos a la gente que Dios les ama y desea darles vida y vida en abundancia. E incluso nos ha mandado al Espíritu Santo para que sea nuestro ayudador. ¿Y qué hemos hecho? Hemos usado su obra redentora, su mensaje y su Espíritu Santo para anunciarnos a nosotros mismos. En lugar de usar los medios de comunicación para anunciar a Dios y su evangelio, lo que hacemos es promocionarnos a nosotros mismos, a nuestras iglesias y nuestros ministerios. Y ni siquiera hemos mostrado al cristianismo como un estilo de vida las 24 horas diarias, no, lo que estamos mostrando en los medios de comunicación son nuestros cultos dominicales de dos horas. ¿Qué crees que va a pensar el público de Dios y su evangelio? Pues que es una religión más como todas las demás. Podemos sacarnos las amígdalas gritando a los cuatro vientos que el cristianismo no es una religión, sino una relación con Cristo, un estilo de vida, pero todo se echara a la basura cuando la gente vea que lo que único que mostramos en los medios de comunicación cristianos son nuestros servicios religiosos, nuestra liturgia, no una nueva vida en Cristo.

Y finalmente te hablo como cristiano. ¿Por qué no le pedimos perdón a Dios por el mal manejo que le hemos dado a su Oficina de Comunicaciones en el Planeta Tierra y le suplicamos este 30 de octubre, de rodillas, todos unidos, que nos dé su CREATIVIDAD para corregir y hacer unas comunicaciones nuevas que impacten al mundo no cristiano?

Si te gustó este devocional da clic aquí www.comunicacionescristianas.com e inscríbite para apoyar este 30 de octubre que miles de comunicadores cristianos en el mundo reciban de parte de Dios una CREATIVIDAD sobrenatural para usar radio, televisión, cine, medios impresos e internet anunciando su evangelio. Porque el evangelio de Jesucristo es mucho más que púlpitos y predicaciones. Y aunque no podemos cambiar ni una tilde ni una jota del evangelio sí tenemos que cambiar todas las tildes y jotas que sean necesarias en el uso de nuevas estrategias de comunicación. ¡Apóyanos y consigue más apoyo! Gracias.

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“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
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10.28.2010

Amarás al Señor tu Dios amando a los odiosos

(Juan 3:16; 1 Juan 3:16)

Amar a Dios es mucho más fácil que amar al prójimo, al fin y al cabo Dios no es variable en su estado anímico, no es de los que se portan amables y afectuosos un día y oscos y fastidiosos al siguiente. Cuando Dios promete algo, lo cumple, no te deja embarcado y luego se aparece inventando excusas. Dios tampoco es de los que te perdonan pero después,  cuando se enojan, te enrostran tu pecado con malevolencia. No, Dios no es así, pero nosotros los humanos sí lo somos, seamos cristianos o no. Por todo ello y mucho más es que se hace más fácil amar a Dios que a los seres humanos.

La orden de Jesucristo es amar a nuestro prójimo, a nuestro próximo, de la misma manera como nos amamos a nosotros mismos. Inclusive el Señor nos exige ir más allá, nos pide amar a nuestros enemigos, a los odiosos, a los que han cazado una pelea contra nosotros sin que lo sepamos. Si ustedes aman a sus amigos, enseñó Jesucristo, no están haciendo nada extraordinario, lo mismo hacen las personas más perversas. Pero si aman a aquellos que no han hecho ningún merito para robarles el corazón sino que les amargan la vida terriblemente, eso sí que tiene virtud. Amar al enemigo es algo que ningún ser humano puede ni quiere hacer, a no ser que Dios le dé una capacidad sobrenatural para amar.

No se trata de enamorarse del enemigo, sino de tratarlo con bondad, aunque no se lo merezca. Es no dejar que el corazón se llene de rencor, sino de misericordia, pues estamos ante alguien que sufre por no entender que cuando escupe veneno es porque primeramente lo ha producido y lo ha masticado, es decir, se está auto envenenando. Dios en su infinita bondad nos va a poner personas fastidiosas en toda parte, hasta en nuestra propia casa y en la iglesia, en las posiciones de liderazgo, a donde se supone que sólo llegan los virtuosos. Y lo irónico es que también nosotros llegamos a hacer parte del equipo de los odiosos, sólo que nos molesta tener que admitirlo. Es más llevadero hacer el papel de víctimas que de victimarios. No queremos mirar hacia adentro, sino hacia afuera. Y los mismos defectos que en nosotros se ven como pequeñas debilidades, en los demás se ven como abominaciones. Juan 3:16 nos habla del amor de Dios, pero 1 Juan 3:16 nos habla del amor de nosotros por los demás.

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10.21.2010

¿Será pecado disfrutar de los placeres de la vida?

(Eclesiastés 5:18-20; Romanos 14:17)

¿Todos los placeres son malos o pecaminosos? ¿Disfrutar del matrimonio, del trabajo, del estudio, de la belleza de la naturaleza, de orarle y cantarle a Dios, de mejorarle la vida a un ser humano, de los hijos y la vida, será pecado? ¿Habrá placeres santos y pecaminosos? vida, estaría en pecado? ¿Habrá placeres santos y pecaminosos?Un pastor en un país escandinavo llegaba los domingos a la iglesia patinando sobre sus esquís ya que la nieve era demasiada y él no contaba con un trineo tirado por perros. Debido a que el patinar sobre el hielo era considerado en esa cultura como una diversión, se desató una polémica entre la feligresía sobre si era correcto o no que en el día del Señor el pastor esquiara. Finalmente los ancianos de la congregación luego de debatir el asunto llegaron a una conclusión que comunicaron al ministro:

“Pastor, usted bien sabe que el esquiar es considerado un acto de placer y no está bien que usted lo haga en el día del Señor. Pero por otro lado sabemos que no tiene otro medio de transporte y que debe llegar desde muy lejos. Es por ello que hemos concluido que si usted ve el patinar desde su casa hasta aquí como un trabajo, como un acto penoso y nada placentero, está bien. Pero si usted lo disfruta y lo ve como un placer, entonces no es correcto. La pregunta es: ¿disfruta usted el esquiar los domingos o lo ve como un trabajo?

Hoy en día podemos reírnos de esa situación pero para esa época y cultura el asunto era serio. Actualmente, en el inconsciente colectivo de muchos cristianos, aún persiste la idea de que todo placer es malo, que el matrimonio, el trabajo, la evangelización, la oración y la reunión cristiana deben ser actos de sufrimiento. Es como si el ascetismo persistiera en nuestras mentes. Los ascetas aparecieron después del siglo IV en Europa y creían que si se aislaban del mundo, si se daban latigazos, comían desperdicios, vestían andrajosos y olían a “santidad”, eran mejores cristianos. Pero eso no es así, Dios es un Padre bueno y desea lo mejor para sus hijos. ¿Acaso los padres no llegan incluso hasta el sacrificio sólo para ver a sus hijos disfrutar de buena comida, ropa y salud? ¿O crees que Dios un padre pervertido que sólo quiere verte sufrir? Jesucristo ha venido para que tengamos vida y vida en abundancia. Más bien el pecado es despreciar y no disfrutar de los santos, puros y agradables placeres que Dios nos da; eso sí lo ofende y entristece.

No olvides entrar a www.comunicacionescristianas.com y registrarte, pues es necesario que los grandes medios de comunicación cristianos en el mundo se den cuenta de que el público está clamando a Dios por cosas nuevas, profesionales e impactantes para los no cristianos. Pero no lo hagas sólo, invita a unas 100 personas más.

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